Pescó en el negro pozo un pez brillante.
Cantaron sus encías al devorarlo.

Labró una vasija clara,
la colmó de agua brava,
sorbió la nieve cumbre
y
fragmentó.

¡Pero es que hay que perderse!
Desvestirse los cauces
ahogarse los himnos
perderse
perderse
un mar en asombro.

La sal afinará un puerto
¡Ya habrá un puerto!

Ya no hay centro
sino
un certero disparo.

Ya no hay centro
sino
los filos de mi regazo.

Con un dolor en las pupilas
soy la sombra horadando -
un cementerio de voces -
una cuna derruida.

Por mis venas, el desierto
de un beso
salitre y polvo.
Por mis venas, el Averno
de un cauce
sin río.

Mamá Nora

Ábrete campo
ábrete luna
mi verso es un salmo
de herida y espuma
azúcar y miel
de nora y llanura.

Abriose su sangre
abriose la tierra
al centro del ojo
un cuenco de arena
milenios de mar
de nora y estrella.

Se abre la noche
Se abren los fuegos
de nora y su llanto
de nora y su juego
antiguo que vuelve
al viejo sendero.

A quien
lastimó mi sangre
le sabré perdonar
su sueño original.

Y sabré
la canción cantar
y la manzana
morder.

Mínimo pulmón,
erizado hoy
por suave burbujear.

Las extremidades cantan,
hermanan su sangre
al orden contractual,
afinan un manto
de huesos finales.

Marítima arteria,
desata la fuga
para luego caer
como torrente abajo.

Y el abajo
llueve.

Onírica

En mi sueño de anoche
las cucharas escarbaban.
Los niños juegan a las cucharas
y escarban escarban escarban.
Intimidad.
Algo estarán tramando.
Desato nudo,
cuerda
y lanza, desatador.
Te estoy llamando,
¿no ves?
Mi cuchara no tiene filo.

Caracoles y almejas pueden quedarse con su lenguaje.
Escribiré lo que duele.
Aún cuando se acabe la noche.
Aún cuando se acabe la penumbra.

Y en una grieta natural
los roces de mi escritura agitarán la pluma.
Los roces serán látigos
sobre tu calma.

Afán de soñar

Ay de este afán de soñar sin memoria fija,
de aparecer en la tiniebla con una pluma de pájaro.
Aquí, en esta arena que nunca nos vio crecer
te sueño, de a fragmentos.

Un ojo es una conchilla labrada
por los dedos del mar.
¿Por qué a orillas de marzo
comienzo a declinar?
Comienzo a malograrme
como todo vino
que supo ser bueno.

No sé por qué te llamo en sueños,
para que consumes el acto que nos atañe a ambos.
Y te lleves,
finalmente,
tu fragmento añorado.

La víscera me habla,
gol-pe-tea la respuesta.

La cuchara escarba el ojo,
en otoño, acuclillado.

Un amor durmió en la cresta
de una ola en tu suerte.

la flauta corporal

Los brazos en cruz
abrazan mis versos.

La vértebra aviva
su instante de fuego.

Marasmo andino y flor
perforan los huecos

de mi flauta brava
la música emana.

Permanecer la caída,
hierática en sombras.

A danzar la tiniebla
parte la caravana
mi estrella presiente
arder la ceniza.

Permanecer la caída,
atajo de cielo humano,
un surco rasga el pasado
y te abre la frente.

Cardo la palabra
en el junco del agua.

La fresca devuelve
su estanque de versos.