Parapetada en el torreón, escribo.
Abajo, en sus cimientos lavo mis cicatrices.
Hoy la torre se exhibe:
alta,
bella,
monumental,
artística.
Me envuelve una fiebre de heno: lavarse-embellecerse-desvestirse-vestirse-salpico mi vestido de vivires.
En las uñas tengo los trazos de los caminos que pronto recorreré. En los hombros, las lunas de Saturno: terrosos y alunarados.
Parapetada en la torre voy a decir.
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