19/3/07

Desde arriba puede verse el abajo: profundo y cóncavo.
Arrancado de un lago primigenio.

El abajo es lateral. Dolor de vida, apenas. Las luces de la memoria encendidas. Los ojos en simiente y la boca en un susurro rojo.

Las nubes ahorcan la torre.

Mi pelo se salvaguarda en la espesura de una mano que corta. Tijeras largas. Láminas de azufre en las sienes.

El mirador observa: la hija de cuarzo lava la herida en un fuego de paraíso.

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